domingo, 31 de enero de 2016

BENDITAS MALDICIONES

Hoy me levanté con ganas de dar las gracias. Quiero dar las gracias por la que a menudo se convierte en una de mis maldiciones, mi sonrisa.
Es curioso cómo una característica que podría verse como una bendición puede verse, según el estado de animo como algo negativo.
Dicen que la cara es el espejo del alma, cosa que a menudo dudo.
Mi sonrisa, altamente profesional tras años de ensayo, puede esconder historias de desesperación, soledad, decepción, tristeza, impotencia, ...
Lo que suele ser más duro en ocasiones, es que esa mueca en mi cara puede atraer poderosamente confesiones duras y tristes de los demás, los cuales ven en ella un fuerte refugio para dejar descansar sus problemas y sinsabores. 
No siempre es así , otras veces despierta en los demás un sentimiento positivo, una felicidad inducida que puede que sin ellos saberlo, nazca de cierta amargura.
Semilla solitaria, escondida bajo tierra que sin tener conciencia hace crecer un árbol que da sombra al que pasa junto a él , hogar de jilgueros en busca de nido, alimento a los cansados y apoyo a los abatidos. 
A riesgo de parecer presuntuoso, doy gracias por ella, porque no es totalmente mía. Pertenece a los que se cruzan en mi camino.
Por todo ello sonríe aunque duela, porque tarde o temprano llegaras a contemplar tu árbol.


miércoles, 20 de enero de 2016

SINTIENDO LA MÚSICA

Ahora que caigo. La última vez se me olvidó bailar, ¡que no se vuelva a repetir! 
Los locos tenemos nuestra reputación.

martes, 5 de enero de 2016

MI PEPA

Es curioso esto de la memoria. Recuerdo perfectamente a mi muñeca preferida: " la Pepa", pero por más que lo intento, no logro acordarme de cuándo decidí no volver a jugar con ella.
El otro día mi sobrino de 7 años me comentaba sorprendido que un compañero del cole, un año mayor que él, aún creía en la magia. Me entristeció un poco, porque es uno de los comentarios que te hacen caer en la cuenta de que ya no son tan niños. Sin embargo, mi sincera respuesta fue "yo también creo en la magia".
Por eso, en la noche más mágica de todo el año, pongo toda mi fe en que si no recuerdo el momento en que dejé de ser niña, es simplemente porque nunca dejé de serlo.