domingo, 22 de septiembre de 2019

PROMESAS


Hoy, 14 años después he venido a renovar mi promesa. Esas promesas que se hacen no el primer día, sino la última noche. 


Promesas que son bonitas, lógicas y salen del corazón. No por ello menos difíciles de mantener en ocasiones. 
Sin embargo, siempre habrá días lluviosos y soles después de la lluvia, soles que no te ayudan solamente a cumplirla, sino a hacerlo con una sonrisa. 
Hasta dentro de otros 14. D.E.P. 💜❤

jueves, 15 de agosto de 2019

QUIEN DUERME EN EL MISMO COLCHÓN...

Odio esa manía tuya de meter la servilleta de papel dentro de la taza o el vaso cuando acabas. 
Me parece poco higiénico y es una porquería cuando tengo que sacarla, toda pringada de café, para meter la loza en el lavavajillas. 
Hoy, como siempre, por mucho que te diga, has vuelto a hacerlo. 
Y aquí estoy yo, frente al fregadero, sacando la asquerosa servilleta toda empapada. 
La servilleta, las servilletas,..
La tuya y la mía. 

domingo, 11 de agosto de 2019

Horizonte

Un libro que estoy leyendo me habla de objetivos en la vida. Me dice que la vida depende de objetivos, objetivos que no solamente dependen del horizonte. 
En ocasiones, el horizonte es limitado por exigencias del guión, sin embargo nada te impide fantasear con lo que habrá detrás de ese horizonte. No sé si será temeridad, pero pienso que de todas formas es una actitud más valiente poner tu empeño en un horizonte oculto, que en uno que, por muy lejano que te parezca, es visible a tus ojos. 

viernes, 19 de abril de 2019

LA BENDICIÓN DEL DESIERTO

Muchas veces tiene que llover, para que las cosas acaben floreciendo.
Llover bastante, porque es la lluvia la que señala el paso del tiempo, la que asienta la tierra, la que hace nacer vida bajo ella.
El mismo lugar, la misma situación, las mismas personas, las mismas ausencias, un día se vuelven especialmente aclaradoras, simplemente porque "ha llovido".
La lluvia no solamente se lleva cosas a su paso con el torrente formado, sino que hace nacer otras nuevas, que estaban ahí, enterradas desde siempre, esperando a que lloviese lo suficiente para nacer.
En esta vida de urgencias, prisas y plazos a menudo no esperamos a que llueva y nos dedicamos a regar inútilmente aquí y allá. Olvidándonos de mirar, oler y sentir a nuestro alrededor.
Cuando paras y miras, hueles, escuchas y sientes... te das cuenta del tiempo que perdiste regando, ya que no podías saber en que parcela de la tierra aguardaba esa semilla dormida.
La lluvia, reloj de vida.