CAMINOS

A menudo, el trabajo y la vida se te hacen duros.
Hay días, en los que parece que todo va mal, que no paras de equivocarte, que tus mejores intenciones caen en saco roto.
Que al final de uno de esos días alguien te diga que tú eres "lo mejor que le ha podido pasar", te hace dejar caer la venda del desánimo,  saber que no es un callejón si salida.
Simplemente,  se apagaron las farolas a mitad de camino y aquellos a quienes creías que guiabas, encienden para ti un farol y te hacen ver que vas en el camino correcto.

Surcos de sol

A medida que nuestra mirada se acerca, todo resulta más claro. A menudo, queremos mostrar con tanta intensidad aquello bueno que atesoramos dentro que, al desnudarnos, se hacen también evidentes nuestras miserias. Porque cuando te desnudas, se muestra lo bueno y lo malo. Madurar es estar orgulloso de ambos, ya que una parte nos hace sentirnos especiales y la otra nos muestra cuanto nos queda aún por aprender.

EL TÚNEL

Todo tiene su razón de ser. Incluso sus razones. 

Dependiendo de la forma de mirarla o de la persona que lo hace, una cosa tiene mil y una razones para ser.

Quizá el ingeniero que lo diseñó pensó que serviría para que el tren atravesara la montaña, pero no se detuvo a pensar en las personas que se sentaban en aquel tren o en aquellas que, cuando ya el tren no pasaba por aquella ruta, abandonada entre pueblos del olvido, lo cruzarían a pie.

Personas que, antes de entrar en él, miraban sin ver, pensaban en su mundo sin detenerse a apreciar el paisaje o dormían sin más.

Al entrar, la sensación es común a todos, obscuridad que despierta a los dormidos, consciencia de claustro, impaciencia por ver, necesidad de paisaje...

Al salir, lo de antes ya no tiene importancia. Nuestros ojos miran y aprecian, nuestros sentidos despiertan...

Lo de antes sigue existiendo, pero transformado por la energía de la obscuridad vivida, ahora la luz toma su importancia y nos hace agradecer cada bocanada de aire que llena nuestros pulmones.