sábado, 2 de abril de 2016

DE MAESTRA A APRENDIZ

Desde pequeña siempre tuve una ilusión algo extraña acerca de mi futuro. Me veía como una vieja feliz.
Nunca soñé con el día que lograse tener mi trabajo, mi propia casa o quizá mi propia familia.
Sí, es cierto que luché y aún lucho por todas esas cosas. 
Mi verdadera ilusión siempre fue hacerme vieja, de esas viejas que miran a su alrededor con la serenidad de haberlo visto y vivido todo, de haberlo hecho todo. De las que las arrugas en sus párpados no les impiden verse bellas, porque saben que el espejo no es más que un engaño, para los que solamente saben mirar con los ojos.
De pequeña, imaginé que a cada paso que diese me sentiría más cerca de mi objetivo.
Hoy, casi a mitad del camino ( mi tope son los 90) , me doy cuenta que a cada paso que doy, más caminos invento. En mi camino encuentro viejos con 14 años, que me dan lecciones de vida, a otros a los que la vida los ha hecho llegar a esa plenitud que ansío , a golpes y no siempre de buena manera.
No puedo dejar de compararme y verme en pañales, en lo que , con un poco de suerte es la mitad de mi vida.
Pensé que haciéndome maestra enseñaría. 
Hoy lo veo como mi única y valiosa oportunidad para aprender.