viernes, 29 de julio de 2016

QUE NO SON MOLINOS, SINO GIGANTES...

Siempre escuché y asumí la frase : " El respeto hay que ganárselo". 
Es una de esas cosas que acabas por aprender, después de que te las repitiesen muchas veces y que, llegados a un punto te da por cuestionar; como aquellos zapatos que llevas porque te quedan bien con el vestido, pero que te hacen tanto daño que un día, felizmente, decides cambiar por unas chanclas.
El verdadero RESPETO, nunca depende de uno mismo, sino del trato que recibes de los demás. Si para ello tienes que ser algo que no sientes, quizá recibas de los demás aprobación como mucho y te estarás faltando a ti mismo.
Seguiré intentando cumplir mi parte, no por lo que pueda recibir, sino porque sé lo bien que sienta, que te sientes, que te sientan...

domingo, 24 de julio de 2016

SUMMER PRESENTS

 
Un premio al que soportó un agobiante día de calor intenso, el atardecer rojo que tiñe el cielo, con la despedida del sol que ha cumplido su misión.
Lo mejor de estos días, no solamente es este momento, son aquellos minutos que lo siguen. 
Aún cuando el sol no está presente, su claridad, alojada en tu retina,te permite por un tiempo ver claramente el mar.


lunes, 11 de julio de 2016

TODO ESTÁ ESCRITO

Ocurrió en aquel tiempo, que el conejo se cansó de correr y esconderse. Todo el día preocupado por no perder su vida, hacía que no pudiese disfrutar de ella. Un día, de repente, la solución le salió al paso.
Jonás, el cocodrilo más viejo del pantano, había muerto, ya que al quedarse sin dientes, ya no podía cazar ni comer. 
Cogió la piel del anciano difunto y se la enfundó como un disfraz. Le sorprendió lo bien que se ajustaba a su pequeño cuerpo, sin embargo, no le dio más vueltas y pensó que no era más que otro golpe de suerte de aquel afortunado día.
¡Esto sí que es vivir! Puedo andar por donde quiera, tomar el sol tranquilamente y para colmo, me divierte muchísimo ver cómo otros pobres animalillos corren con pavor al verme.
Aquel pequeño gazapo era nuevo en el bosque. Impasible, comía su matojo de hierba mientras el falso Jonás avanzaba hacia él, cada vez más sorprendido de la falta de prudencia de aquella estúpida cría. Mientras ponía la voz más ronca de la que era capaz y abría y cerraba la boca del cocodrilo, para simular que era éste el que hablaba, el pequeño se coló dentro. Ofreció un montoncitó ce hierba a quien desde un primer momento había reconocido como igual, pero acabó siendo escupido por aquella penosa imitación.
En definitiva, Jonás aunque muerto, seguía vivo. Él, aunque vivo, había desaparecido para siempre, convirtiéndose voluntariamente en la última víctima del difunto y desdentado cocodrilo.