"No existe nada de fuera que te haga daño, si tu mismo no lo dejas entrar".
A cuantos de nosotros no nos ha pasado alguna vez, que aun sabiendo que nos mentían, hemos creído todo simplemente porque queríamos creerlo, o porque preferimos esperar a que esa persona que nos miente, tenga la confianza de acabar diciéndonos la verdad.
Tantas veces que "permitimos" ser dañados, porque pensamos antes en la persona que nos lo infringe, que en nuestro propio dolor.
Para mí, esa es verdaderamente la esencia del ser humano, o como diría un conocido, "cosas de mujeres".Pues sí, al fin y al cabo, ese es el título de mi blog: "Mi lado femenino"; con el cual me ha llevado años reconciliarme.
Desde pequeña, soñé haber nacido varón, no por los privilegios que aun hoy en día disfrutan la mayoría de los hombres, aun viviendo en una sociedad que se supone avanzada y moderna, los cuales debo de reconocer que son bastante apetecibles. Envidiaba esa simpleza en las relaciones, ese poder decir a la cara a un amigo "Tío, que feo estás con esos pantalones" o que el simple hecho de expulsar gases no fuese una razón de "exclusión social" sino una excusa para echar unas risas.
Sin embargo, después de 45 años, hoy me siento a gusto en "mi lado de la cama", porque prefiero tener la sensibilidad de no decir lo primero que se me pasa por la cabeza, porque prefiero escuchar antes de hablar, porque al intentar entender al otro, cada día me reconcilio un poco más conmigo mismo, con mis propios errores.
Porque para mí, ser mujer, es mucho más que lo que me cuentan los anuncios o lo que me enseñaron en la escuela o en casa.
Y no, no es cobardía, es consciencia.
