viernes, 13 de agosto de 2021

Desde mi Atalaya

 Hace ya algunos años -y digo algunos como gesto amable hacia mi mismo- , cuando las copas, la hora y las risas hacían su efecto, solía tener la costumbre de pedirme la penúltima cerveza y sentarme en la barra del bar a observar. Desde esa atalaya hacía mi personal resumen de la noche o el día, a la vez que analizaba como los demás dejaban de ser ellos mismos o lo que es más interesante, se permitían serlo. 

Siempre me engañé pensando que observaba a los demás, sin caer en la cuenta de que, rodeado de gente, buscaba esa claridad que solo da la soledad. 

Hoy, en circunstancias totalmente distintas, despido un caluroso día en la playa, con un penúltimo baño al atardecer, sentado en la arena y rodeado de la multitud que proporciona el calor y la marea alta. Al igual que entonces, saboreo mi resumen del día, la semana, el año,... 

La soledad, si la buscas, es un regalo para el descanso del alma. 


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