viernes, 20 de noviembre de 2015

LA CONFIANZA NO DA ASCO, PERO EN OCASIONES PROVOCA AMNESIA

Al igual que a menudo no me reconozco en las fotos (tengo espejo y esa no soy yo), me cuesta reconocerme también en la mirada de la gente.
Recientemente he recibido muchas felicitaciones por mi cumpleaños. Personas que me conocían más, otras que menos, pero en general las que me han hecho más ilusión son aquellas que hablaban de mi sonrisa. He revisado de quienes venían y curiosamente, ese comentario lo hacían personas que se notaba que me estimaban, pero no eran de las más cercanas.
Esto me ha hecho pensar.
Quizá las personas más cercanas ya conocen y valoran otras cosas de mi persona, eso sería bueno. Sin embargo, no dejo de dar vueltas a la posibilidad de haber dejado de sonreír justo a aquellos que tengo más cerca.
A menudo, olvido la necesidad de aquel que me mira constantemente de recibirla, pienso que no le hace falta, o que simplemente es una forma de cortesía innecesaria cuando existe confianza. Es una paradoja que quien más la merezca, menos la reciba.
No me entendáis mal, estoy muy orgullosa de que la gente que apenas me conoce aprecie mi sonrisa y se la seguiré regalando. Pero esto, no va dedicado a vosotros, va para los que siempre estuvieron a mi lado y en ocasiones le ha faltado. 
Intentaré entrenar frente al espejo, para regalaros la mejor a vosotros. Si algún día os falta, pedidla con confianza, ya que sabéis que si se me olvidó, es que quizá junto a vosotros me encuentre como en casa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario